30 sept 2012

Prieto Tuero, Indalecio

INDALECIO PRIETO TUERO

Nacido en Oviedo el 30 de abril de 1883. Con apenas ocho años, tras la muerte de su padre, empleado municipal, se trasladó con su madre y hermano Luis a Bilbao. La familia paterna, de origen hidalgo, había desasistido a los huérfanos y a la viuda, antigua empleada del padre. En 1899, a los dieciséis años, se afilió al PSOE, participando en 1904 en la fundación de las Juventudes Socialistas.
En 1900 empezó a trabajar como taquígrafo en La Voz de Vizcaya, pasando a El Liberal de Bilbao en 1901. Su presencia como taquígrafo en un acto con asistencia de Alfonso III iba acentuar su rechazo personal a la figura del monarca, debido al trato dado por éste a la reina madre.
Elegido diputado provincial en 1911, pasó al Ayuntamiento de Bilbao en 1915. En 1914 logró la hegemonía en el seno de la Agrupación Socialista de Bilbao frente al líder obrerista Facundo Perezagua. Desde 1918, fue elegido diputado nacional por Bilbao en todas las elecciones celebradas bajo la monarquía, en alguna ocasión sin competencia, y las tres legislaturas de la segunda república. Esta experiencia marcaría el acendrado parlamentarismo de Prieto, quien concebía a las Cortes como verdadero centro de la política democrática frente al antiguo régimen monárquico liberal. Al mismo tiempo, dentro de la tradición insurreccional de la cultura política radical democrática, creía que la movilización popular con la ayuda del Ejército permitiría el cambio de régimen hacia una república democrática.
Representando a la Sociedad de oficios varios, en su calidad de periodista, asistió a los congresos de UGT desde 1920 y fue representante del País Vasco, Navarra y Cantabria en su Comité Nacional. Sin embargo, no desempeñó puestos directivos en la comisión ejecutiva del sindicato salvo, ya en el exilio, la vicepresidencia entre 1949 y 1950.
Desde 1912 fue delegado a los congresos del PSOE, asistiendo a ellos  durante medio siglo hasta su muerte en 1962. Perteneció a la dirección ejecutiva del partido durante el bienio 1918-19, entre 1921 y su dimisión en 1924 debido a su oposición a la colaboración con Primo de Rivera, desde 1932 hasta 1945 y, finalmente, como presidente del PSOE, entre marzo de 1948 y noviembre de 1950. A pesar de su dimisión, siguió formando parte del Comité Director del partido hasta su muerte.
En 1917 viajó por primera vez a Estados Unidos, en calidad de gerente de una multinacional de comunicaciones. Sin embargo, al ser reclamado por Pablo Iglesias, organizó la huelga general revolucionaria en Bilbao para establecer una república democrática, en agosto de 1917. Salió al exilio en Francia, evitando su ingreso en prisión, hasta su retorno a España tras ser elegido diputado en 1918. Se refugiaría en el extranjero de nuevo en 1930-31 y 1934-35, debido a su activa participación en los movimientos revolucionarios para liquidar la monarquía y eliminar los poderes fácticos del antiguo régimen.
Al proclamarse la segunda república, formó parte del gobierno provisional de Alcalá Zamora y, ya bajo la presidencia de Azaña, desempeñó los ministerios de Hacienda y Obras Públicas.
Dentro de una política regeneracionista y reformista, proyectó los enlaces ferroviarios de Madrid y Bilbao, promoviendo un verdadero plan de obras hidráulicas para España.
En 1933 recibió, por primera vez, el encargo de formar gobierno en coalición con los republicanos pero la división interna del partido socialista y el rechazo hacia la colaboración con los radicales de Lerroux, le impideron presidir el gobierno republicano.
A pesar de sus dudas, aceptó participar en la organización del movimiento revolucionario de octubre de 1934 para recuperar la república y eliminar los poderes fácticos. Recibió el encargo de comprar armamento y contactar con militares azañistas o simplemente republicanos. El rechazo de Largo Caballero a establecer un convenio de colaboración con los republicanos liberales para el movimiento insurreccional impidió que los contactos con los militares dieran el fruto apetecido. Sin ellos, las posibilidades de éxito de un pronunciamiento y una insurrección obrera quedaron abortadas. Más adelante, ya en su definitivo exilio, consideró un grave error la insurrección de 1934.
Exiliado en Bélgica hasta finales de 1935, regresó clandestinamente a España hasta su elección como diputado con el triunfo del Frente Popuñar en febrero de 1936. Impulsó el plan para sustituir a Alcalá Zamora por Azaña en la presidencia de la República. Tras la elección de nuevo presidente, Azaña le encargó formar gobierno pero el rechazo de los seguidores de Largo Caballero, que tenían mayoría en el Grupo Parlamentario Socialista, le retrajó del encargo, a pesar de disfrutar de una cómoda mayoria en los órganos directivos del PSOE.
Con la sublevación del 18 de Julio, Prieto, sin ocupar directamente un puesto gubernamental, asumió la coordinación de la Defensa y de la compra de armamento en el extranjero. En septiembre de 1936, con la formación del gobierno de Largo Caballero, encabezó formalmente el Ministerio de Marina y Aire y, poco después, la comisión de compra de armamento. Sin embargo, tras la autorización del Gobierno para movilizar los recursos, su colaborador y ministro de Hacienda, Juan Negrín, decidió trasladar la mayor parte de las reservas de oro a la Unión Soviética sin un debate previo en el Consejo de Ministros.
A pesar de su pasado de lucha contra la escisión comunista de 1921 y de haber sufrido algún atentado, Prieto inicialmente aceptó como imperativo de las circunstancias una posible fusión entre el PSOE y el PCE. De hecho, la formación del gobierno Negrín en mayo de 1937 fue, en buena medida, una confluencia de los partidos del Frente Popular contra el poder de los sindicatos.  En el nuevo gobierno Prieto asumió la totalidad de la dirección política de la guerra, concentrando los ministerios militares en el nuevo de Defensa. Sin embargo, los fracasos militares, como la caída del Frente Norte a finales de octubre de 1937, le hicieron sondear planes de suspensión de hostilidades mediante la mediación internacional. Posteriormente, la tendencia de Negrín a relacionarse directamente con el jefe del Estado Mayor, Vicente Rojo, restó autoridad al ministro de Defensa. Su acendrado realismo le hizo ver que la ofensiva franquista sobre Aragón y la previsible división del territorio republicano con la llegada de Franco al Mediterráneo, podría suponer una inminente derrota.
El deseo de Negrín de asumir la dirección políitca de la guerra, junto al nombramiento del comunista Jesús Hernández para el comisariado, tras haberle difamado, le condujo a rechazar formar parte del nuevo gobierno de Negrín.
Instalado en Barcelona, se reunió a menudo con su familia en Bélgica, participando en los planes de reestructuración de la dirección del PSOE que permitieran la superación de las antiguas corrientes de seguidores de Largo Caballero y Besteiro. Aunque aceptó asumir el puesto de embajador en México, su exigencia para que le acompañara una misión técnica que preparara la masiva evacuación de las familias de los dirigentes republicanos y el deseo de Azaña de tenerle cerca en previsión de la formación de un nuevo gobierno que liquidara la guerra, abortaron su misión americana en mayo de 1938.
Realizó un demoledor informe sobre su salida del Gobierno, acusando a Negrín de sumisión ante los comunistas, ante el comité nacional del PSOE en agosto de 1938, que dejó estupefactos al resto de los dirigentes socialistas. Ocupó un puesto principal en los actos de celebración del cincuentenario de la fundación del PSOE. Miembro de la Diputación Permanente de las Cortes, impidió una posible retirada de confianza socialista a Negrín en las Cortes, silenciando sus discrepancias.
Aceptó la misión de una embajada extraordinaria por América, con ocasión de la toma de posesión del nuevo presidente de Chile en diciembre de 1938. Estando en América para sondear las posibilidades de una mediación de los países iberoamericanos, recibió la misión de hacerse cargo de la llegada de refugiados socialistas a América. Tras el pronunciamiento de Casado, que consideró un error pero no una traición por la presencia de Besteiro y otros socialistas, organizó el salvamento de los efectos republicanos presentes en Estados Unidos y México, con el visto bueno del presidente Lázaro Cárdenas. A la llegada del barco Vita, con un cargamento de bienes procedentes de las incautaciones de la caja de reparaciones del Banco de España, logró la protección del presidente mexicano. El 5 de abril de 1939, la recepción de un telegrama de Negrín que ponía en duda sus títulos para estas gestiones y la sospecha cierta de que el envio del doctor José Puche se había realizado tras la noticia de la recepción del Vita, trajo consigo una ruptura definitiva con su antiguo amigo.
Decidido a liquidar el poder personal de Negrin, logró el consentimiento de la Diputación Permanente de las Cortes y del presidente mexicano para gestionar los bienes republicanos en la ayuda a los refugiados. En julio de 1939, tras el desconocimiento de Negrín por la Diputación de las Cortes, aceptó formar parte de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles. A su regreso a México, presidió la delegación de la JARE en México, que se hizo cargo de los refugiados ya enviados por Negrín en América y de la protección de los refugiados en Francia y el norte de África hasta noviembre de 1942. Tras la intervención mexicana, fue destituido también del consejo de administración de la Fiduciaria creada para sustituir a la JARE en marzo de 1943.
La entrada en guerra de México, posibilitó de nuevo la actividad política de los exiliados en México, ocupando el puesto de secretario de la Junta Española de Liberación, un organismo de coalición entre republicanos, socialistas y catalanistas (que constituían una sólida mayoría en las Cortes republicanas) desde noviembre de 1943. La JEL realizó un impresionante despliegue de gestiones ante los países americanos, consiguiendo apoyos, además de en México, en países como Colombia, Cuba o Uruguay. La conferencia fundacional de las Naciones Unidas en San Francisco aceptó un memorándum de la JEL, presentado por los representantes del gobierno mexicano, para excluir al régimen franquista de la comunidad internacional de naciones.
Sometido a una fallida operación de sus ojos, Prieto residió en Estados Unidos entre abril y finales de octubre de 1945. A pesar de la convalecencia, se opuso inicialmente sin éxito a la sustitución de la JEL por un gobierno republicano si no tenía previamente asegurado el reconocimiento de las potencias aliadas. Aceptó, finalmente, que los diputados socialistas permitieran la reconstitución del resto de las instituciones republicanas, recomendando convocar a Negín y sus seguidores a las reuniones del Grupo Parlamentario. Transigió, también, con la disolución de la Ejecutiva del PSOE en México, como ordenaba la organización clandestina, para fundir todos los grupos socialistas en una nueva Agrupación Socialista Española residente en México.
En noviembre de 1945, tras rechazar el ofrecimiento de Giral para formar parte de su gobierno en el exiio, otorgó el apoyo condicionado del PSOE a Giral en la sesión de las Cortes republicanas celebradas en México. Se opuso al traslado de las instituciones republicanas a Francia, esperando dar cuenta sin éxito de su gestión al frente de la JARE en una nueva sesión de las Cortes que nunca llegaría a celebrarse. Consciente del recelo anglonorteamericano a la entrada del PCE en el gobierno Giral, Prieto exigió la confianza de las Cortes para el nuevo gobierno Giral que se formó en marzo de 1946 con la presencia del comunista Santiago Carrillo.
Finalmente, en julio de 1947, se decidió a viajar de nuevo a Europa para que el PSOE aprobara su proyecto de transición y plebiscito, lo que trajo consigo la dimisión del presidente de gobierno en el exilio y secretario general del partido, Rodolfo Llopis. En marzo de 1948, cumplidos los sesenta y cinco años, fue elegido por primera vez presidente del PSOE, ocupando este puesto algo menos de tres años. Como Winston Churchill conseguía el liderazgo formal de su partido a la edad de la jubilación y tras una trayectoria de cuarenta años desde su primera elección como parlamentario en 1911.
En agosto de 1948, tras una entrevista el año anterior con el conservador monárquico José María Gil Robles en Londres bajo la mirada del ministro laborista de Exteriores, Ermest Bevin, logró que el PSOE firmara junto a la Confederación de Fuerzas Monárquicas la declaración común de San Juan de Luz. La declaración fue completada con la creación de un comité de enlace con los monárquicos que se mantuvo hasta 1951, tras una declaración profranquista de Juan de Borbón.
La retirada de la sanción de las Naciones Unidas hacia Franco en el otoño de 1950 trajo consigo la dimisión de Prieto, que señaló que su fracaso había sido completo. Sin embargo, esto no supondría la retirada de la política, pues siguió ejerciendo el liderazgo en la sombra de las organizaciones socialistas hasta su muerte en 1962.
Tras unos meses de reposo en Veracruz, Prieto retomó la actividad política y periodistica en México, colaborando asiduamente en el diario Excelsior y la revista Siempre. Quiso rendir cuentas de una vez de su gestión en la JARE ante las Cortes aunque había conseguido la aprobación de la misma en el Congreso del PSOE en 1948. Al no conseguirlo, propuso en 1952 la liquidación de las instituciones republicanas y una cura de aislamiento respecto a las históricas formaciones republicanas, que no se habían adherido al pacto de San Juan de Luz. El resto de los bienes de la JARE, salvados de la intervención mexicana en 1942 y no entregados al gobierno Giral en 1946, fueron destinados a una comisión de ayuda a los mutilados en Francia durante los años cincuenta y sesenta.
Promovió la candidatura del presidente mexicano Miguel Alemán al premio nobel de la Paz, criticando asperamente la "gibraltarización" de España tras los pactos de Franco con los Estados Unidos de Eisenhower.
Realizó varias revisiones del proyecto político del PSOE en 1946 y 1958 en el discurso "Esbozo de un programa de socialización", proponiendo la nacionalización de los recursos naturales, que serían gestionados por los ayuntamientos, cooperativas y sindicatos más que por el Estado central. Creyendo que era viable la cooperación con los católicos en un futuro programa de reformas sociales, saludó la aparición de las primeras formaciones democristianas bajo el liderazgo de los antiguos ministros de la República y líderes de la CEDA, Gil Robles y Giménez Fernández. El pacto con los centristas para la transición posfranquista, debía ser compensado con una alianza sindical, con objetivos fusionistas, con la CNT, abierta a los nuevos grupos sindicales de origen cristiano.
Saludó con ilusión la aparición de una nueva generación socialista, la de los hijos de la guerra, desde comienzos de los años cincuenta. Intentó atraer hacia el partido y las juventudes socialistas a los nuevos antifranquistas de clase media.
Sin embargo, se opuso radicalmente al posibilismo de la organización clandestina ante una posible transición hacia la democracia guiada por la monarquía. El PSOE debía mantener el proyecto de transición y plebiscito, sin implicarse en la conspiraciones promonárquicas de la nueva oposición moderada. La única variante de su proyecto fue la formulación de la idea de que la forma de gobierno definitiva podía ser también decidida tras una elecciones que dieran lugar a unas Cortes constituyentes. En ambos casos, el partido defendería la opción por una tercera república.
Prieto creía que el PSOE podría gobernar en solitario en la futura democracia, sin subordinarse con partidos centristas. La autonomía del proyecto socialista implicaba la apertura hacia las clases medias y sin confusión con el PCE.
En sus últimos años, estableció buenas relaciones con el presidente mexicano, Adolfo López Mateos, participando en homenajes hacia el expresidente Cárdenas o Gilberto Bosques.
El deseo de no morir sin regresar a una España sin Franco le empujó a crear un comité secreto, financiado con los remanentes de la JARE, que se administraban para la ayuda a los mutilados republicanos españoles en Europa, con el fin de luchar por todos los medios, sin excluir la violencia, contra Franco.
En 1961, estos fondos le permitieron financiar viajes a Estados Unidos para entrevistarse con la nueva administración Kennedy y con sus correligionarios en Francia. Rechazando el radicalismo de la organización clandestina, Prieto hizo aprobar una declaración que explicitaba las ventajas de la monarquía constitucional frente al oprobioso franquismo pero sin renunciar el partido a su proyecto de transición y su vocación republicana. Sin dejar de escribir artículos, murió en México el 12 de febrero de 1962.




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Palencia A. Tubau, Ceferino

CEFERINO PALENCIA ÁLVAREZ-TUBAU

Nació en Madrid en 1882, estudió Derecho en la Universidad Central de Madrid. Su madre fue la actriz María Álvarez Tubao y su padre el autor dramático Ceferino Palencia.
Abandonó el ejercicio de su carrera en derecho para dedicarse de lleno a las Bellas Artes. Desempeñó diversos cargos públicos: Fiscal en 1909; Juez del distrito de Buenavista, Gobernador de las provincias de Almería, Guadalajara, Teruel y Zamora; Ministro plenipotenciario de los Países Bálticos.
Además a su vida política y diplomática añade la dedicación de la pintura, fue discípulo de Eduardo Chicharro, mostró su obra en varias exposiciones nacionales y extranjeras. Logró importantes premios: Premio Nacional de Pintura en 1920, Premio Nacional de Grabado en 1924, Premio Nacional de Literatura 1930. Fue secretario del Museo de Arte Moderno de Madrid.
 Refugiado en México en 1939 se naturalizó mexicano en 1942. Fue asiduo colaborador en Las Españas. Publicó por más de 30 años en el diario Novedades, ayudó a crear el suplemento “México en la Cultura”. Profesor de historia del arte en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM y en la Esmeralda del INBA; realiza algunas traducciones y fue vicepresidente del Ateneo Español de México.


Fuentes:

Palencia Ceferino, Arte contempóraneo de México, México, Patria, 1951.
AA.VV., El exilio español en México 1939-1982, México, FCE-Salvat, 1982.
Diccionario Porrúa de Historia y Geografía de México, México Porrua, 1995.


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Parga, Carmen

CARMEN PARGA




 Nacida en La Coruña en 1914. Estudia el bachillerato en El Ferrol  y luego la carrera de Filosofía y  Letras en la recién inaugurada Ciudad Universitaria de Madrid; allí comienza  su  actividad  política en agrupaciones estudiantiles de izquierda, y en  la FUE (Federación Universitaria Escolar).  Estudiante de historia en Madrid y militante de la FUE y el Partido Comunista de España. Se casa en 1936 con Manuel Tagüeña, joven catedrático de física,  también  comunista, que durante la guerra  estuvo al mando del XV  Cuerpo del Ejército. Tras la derrota de la República ambos salen  de España por los Pirineos junto al ejército republicano y luego se trasladan   en barco desde Francia  a la URSS, en un viaje organizado por  la embajada soviética en París;  llegan   a Leningrado  en febrero de 1939. Allí Carmen trabaja como maestra dando  clases  en una de las “Casas” de la capital que acogían  a los niños españoles refugiados desde 1937. Evacuada hacia el Asia Central con su primera hija sobrevivieron a la segunda guerra mundial pasando bastantes penurias.

 

 En 1947 logró trasladarse junto a su hija  a Yugoslavia, donde le esperaba Manuel Tagüeña  y más tarde en 1949 a Checoslovaquia, donde nace su segunda hija, Julia.  En esos  países  Carmen estuvo impartiendo clases de español.  Las experiencias de aquellos años fueron  narradas en su libro autobiográfico Antes que sea tarde, donde hay una fuerte crítica al estalinismo de la URSS y del propio PCE.

 

 Carmen Parga y su  familia salen  de Checoslovaquia  hacia  México en 1955.  En este país, que sería su hogar definitivo, ella siguió trabajando como maestra, aunque en principio tuvo que hacer de “ama de casa” debido a las  restricciones de las leyes migratorias mexicanas. Ya en la transición democrática se afilió al Partido Socialista; fue Presidenta de la Agrupación  del PSOE en México.

 

Publicó sus memorias  en 1996. Muere en la ciudad de México a los 89 años, en  abril de 2004.

 

 

Fuentes:

 

Entrevista a PARGA, Carmen. Realizada por  DOMINGUEZ, Pilar,  México, 1984.

 

DOMINGUEZ, Pilar.  De Ciudadanas a Exiliadas. Un estudio sobre las republicanas españolas en México,  Madrid, Cinca, 2009.

 

PARGA, Carmen.  Antes que sea tarde, Madrid,  Compañía Literaria, 1996.

 

QUIRÓS, Antonio: Manuel Tagüeña, una biografía en fotogramas http://www.sbhac.net/Republica/Colabora/AntonioQuiros/Taguena.htm

 

 

TAGÜEÑA, Manuel. Testimonio de dos guerras. México, Oasis, 1973.

 
PD
 

 

 

 

 

Perea Capulino, Juan

JUAN PEREA CAPULINO
 
Nacido en Santa Cruz de Tenerife el 10 de febrero de 1890  dentro  de una familia modesta que no pudo darle estudios. A los catorce años, sin haber terminado el bachiller, Capulino ingresó de voluntario en la Infantería, demostrando desde esa temprana edad unas dotes innatas para la carrera militar.

  De fuerte corpulencia, disciplinado y decidido, fue destinado al Protectorado de Marruecos, dónde hizo visibles sus cualidades castrenses en diversas operaciones contra las cabilas rifeñas, obteniendo como fruto de ellas el grado de Teniente el 29 de enero de 1915.  Herido de gravedad en un enfrentamiento contra las tropas de Abd-El-Krim, pidió el traslado a la Península, aumentando los contactos que ya tenía en Marruecos con militares próximos al Partido Republicano Federal y con determinados sectores de la CNT. En 1926 participó activamente en la preparación de la “Sanjuanada”, pronunciamiento militar que, dirigido los generales Aguilera, Weyler, Riquelme, Gil Dolz del Castellar y Batet contra la dictadura de Primo de Rivera, pretendía la restauración de la Constitución y el fin de los ascensos por méritos de guerra en detrimento de los propiciados por la carrera.

   Fracasada la intentona, que contó con apoyos políticos de lo más diverso, desde Melquiades Álvarez a Carlos Esplá o Francesc Maciá, Perea Capulino fue condenado a seis años de prisión e internado en el Castillo de Montjuich de Barcelona. En 1932, al año de proclamarse la República, acogiéndose a la reforma militar auspiciada por el ministro de la Guerra Manuel Azaña, pasó a la reserva con el grado de Capitán. Sin embargo, más tarde reconocería su error, pues las reformas de Azaña iban encaminadas a formar un ejército profesional nutrido por militares de convicciones democráticas y con su retiro voluntario colaboró indirectamente, como tantos otros militares de su misma o parecida ideología, a que la ley tuviese un efecto contrario al pretendido porque fueron pocos los antirrepublicanos que se acogieron a ella.

   Al conocerse la sublevación militar de 17 de julio de 1936, Juan Perea reingresó en el ejército poniéndose al mando de una columna de milicianos que el mismo 20 de julio hizo frente al ejército fascista en los altos de la Sierra de Guadarrama. Tras una férrea resistencia en Navafría y Lozoya, a finales de septiembre hubo de retroceder para participar en la reorganización de la defensa de Madrid, ciudad a la que se dirigía el grueso de las tropas alzadas en armas contra el Gobierno constitucional. Ya con el grado de Comandante, Perea se hizo cargo de la defensa de la zona comprendida entre Pozuelo de Alarcón y Húmera. A finales de diciembre de 1936, es nombrado jefe de la 5ª División con la misión de defender la carretera de La Coruña y los demás accesos que desde el norte daban entrada a Madrid. En enero de 1937, al mando de la misma división, logra rechazar el ataque de los rebeldes. Siempre en primera línea de combate, aunque sin la fama de otros militares republicanos, Perea participó en la ofensiva de Teruel y en la Batalla del Ebro, siendo sus tropas las únicas que lograron resistir la ofensiva facciosa sobre el mar con la intención de dividir la zona Este republicana en dos.

   El 30 de marzo de 1938 sustituye al general Sebastián Pozas al frente del Ejército del Ebro, siendo ascendido a Coronel a mediados de enero de 1939. Días después, al caer Cataluña bajo el control de las tropas sediciosas, Perea pasó a Francia, embarcando en 1942 hacia México, dónde desarrollaría una gran actividad antifranquista. A finales de la década de los cincuenta se trasladó a Argelia con el fin de dirigir una insurrección contra militar contra Franco. Convencido de que el Ejército Republicano no había capitulado nunca, Perea creía que la guerra no había concluido y que la batalla final estaba todavía por librar. Nombrado en Argel Presidente del Consejo de Gobierno de la III República española, hizo circular varios bandos en los que anunciaba la inminente instauración en España de “una República Federal Democrática y Socialista, sin admitir paliativos ni medias medidas de ninguna índole, garantizando así las libertades públicas, los derechos de las mayorías y minorías, la paz, el trabajo y el respeto a todos los ciudadanos”.

   Murió en Argel en septiembre de 1967 de un infarto de miocardio.

Fuentes:

-Centro Documental de la Memoria Histórica. Salamanca.

-PEREA CAPULINO, J.: Los culpables. Recuerdos de la guerra, 1936-39. Barcelona. Flor del Viento, 2007.

-CARDONA, G.: Historia militar de una guerra civil: Estrategia y tácticas de la Guerra de España. Barcelona. Flor del Viento, 2006.

-Manifiesto del Presidente del Consejo de Gobierno de la III República Española. Argel, 5 de enero de 1964.
PA


Palerm Vich, Ángel

ÁNGEL PALERM VICH

Nacido en Ibiza en 1917. Antropólogo. Nació en una familia de comerciantes, siendo el tercero de cuatro hermanos. Cursó la enseñanza secundaria en Ibiza, en un contexto de agitación estudiantil promovido por la sección de la Federación Universitaria Española (FUE) en la isla, de cuya dirección formaba parte un hermano de Ángel Palerm, Juan Antonio. En 1932 la FUE local pasó a denominarse Asociación Profesional de Estudiantes Ibicencos (APEI) que, un año después, convocó una huelga general en la enseñanza. Sus dirigentes se escindieron en tres corrientes: algunos, como Juan Antonio Palerm, se acercaron al Partido Comunista a través de la activista mallorquina Aurora Picornell; otros derivaron havia posiciones anarcosindicalistas.
 Ángel Palerm ingresó en la CNT en 1933 e impulsó en 1935 la organización de las Juventudes Libertarias y de la FAI ibicencas, donde participó en el grupo “Los Indeseables”. Debido a sus actividades, en octubre de 1935 fue detenido, encarcelado en Ibiza y procesado posteriormente en Mallorca, quedando en libertad pocos días antes de las elecciones de febrero de 1936.En mayo participó en el II Congreso extraordianrio de la CNY en Zaragoza, como delegado del Sindicato de Trabajadores de Ibiza y del de Oficios Varios de Formentera, siendo uno de los ponentes del debate sobre la política de Alianzas. Palerm tenía previsto comenzar a cursar en Barcelona la licenciatura en Historia, pero la carrera quedaría aplazada por el estallido de la guerra civil. 
Durante los primeros y confusos momentos de la sublevación en Ibiza, fue detenido junto a otros dirigentes de la izquierda insular. Una expedición de fuerzas leales a la República recuperó Ibiza y Formentera para el gobierno el 8 de agosto. Se formó el Comité de Milicias Antifascistas, del que formó parte Ángel Palerm en representación de la CNT-FAI-FIJL. Marchó a Menorca para participar en el intento de desembarco en Mallorca, fracasado por la contraofensiva rebelde apoyada por las unidades fascistas italianas. Después, combatió en Andalucía, Aragón y Cataluña. Terminados los hechos de mayo de Barcelona en 1937, Palerm abandonó la CNT y, tras un breve intervalo sin militancia, ingresó en el PSUC. Según sus palabras, “si se había perdido la revolución, había que ganar la guerra”. Ascendió a comandante de división, participó en la batalla del Ebro y en la defensa de Cataluña, siendo herido tres veces.
Perdida la guerra, se refugió en Francia y en julio de 1939 partió de Burdeos con destino a México. Fue entonces cuando comenzó una actividad política de cierta intensidad en el PCE, si bien sería de corta duración en el tiempo. Fue encargado de organizar a los militantes de la JSU en México y de publicar un órgano propio, Juventud de España, por lo que pasó a formar parte de la Comisión Ejecutiva de la JSU en México. Durante este periodo hubo un intento por parte del aparato comunista de reclutar a Ángel Palerm para “tareas especiales” (eufemismo que encubría el trabajo ilegal). Su hermano Juan Antonio había compartido militancia en el PSUC con Caridad Mercader. El intento se frustró por la interveción del secretario de Organización del PCE, Pedro Fernández Checa, que reclamó a Ángel Palerm para trabajar junto a él en un grupo de trabajo que recibía información de España para evaluar la situación y las posibilidades de trabajo en el interior. En plena vigencia del pacto germano-soviético (agosto de 1939-junio de 1941), fue encargado por Fernando Claudín y Santiago Carrillo de editar, junto con Tomas García, una revista - La lucha de la juventud- que difundiese la oposición de la Internacional Juvenil Comunista a la participación en lo que entonces se calificaba como “guerra imperialista”.
En 1944 comenzó a mantener discrepancias con la línea oficial comunista. La llegada a México de Jesús Hernández Tomás y Enrique Castro Delgado, con sus revelaciones sobre las condiciones materiales de vida en la URSS, las noticias de las purgas y la lucha por el poder dentro del partido tras la muerte de José Díaz motivaron su abandono del partido. Pasó entonces a colaborar brevemente con el grupo Horizontes, liderado por Jesús Hernández, el exministro comunista expulsado del partido por sus controversias con la dirección oficial encabezada por Dolores Ibarruri. Pero casi de inmediato su trayectoria se orientaría hacia la recuperación del ámbito profesional suspendido por la guerra. En 1949 se licenció en Historia, siendo introducido por Pablo Martínez del Río en el estudio de la antropología. Adquirió la ciudadanía mexicana en 1951. Obtuvo la maestría en etnología en 1952, y el doctorado dos años después, en Washintong, mientras trabajaba para la Organización de Estados Americanos (OEA).  A finales de 1952 se estableció en la capital federal de los Estados Unidos trabajando para la Unión Panamericana y asumiendo la responsabilidad de editar la Revista Interamericana de Ciencias Sociales. Entre 1958 y 1961 Palerm ocupó una posición importante como ayudante ejecutivo del secretario general de la OEA. De 1961 a 1965 fue director del Departamento de Asuntos Sociales. Su posición crítica respecto a la intervención norteamericana en la República Dominicana y en la guerra de Vietnam le llevó a abandonar EEUU y retornar a México con su mujer, la también atropóloga Carmen Viqueira, y sus cuatro hijos. Ejerció un tiempo como profesor de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima, Perú, y en México como catedrático de la Escuela Nacional de Antropología Histórica (ENAH), en el momento en que se fundó la carrera de Antropología social y el Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana. En 1969, la represión del movimiento estudiantil mexicano y la apertura de expedientes contra varios de sus colegas le llevaron a presentar su dimisión. Sus tesis antropológicas le fueron alejando de la ortodoxia marxista prosoviética: el evolucionismo multilineal, llevado a sus últimas consecuencias, comportaba la posibilidad de supervivencia del capitalismo o su transición hacia otro sistema que no fuera necesariamente el socialismo. Asimismo, su empleo de la tesis del despotismo oriental para explicar el estalinismo provocó respuestas contundentes. En 1973 fue nombrado director del Centro de Investigaciones Históricas Superiores de Instituto de Antropología e Historia. Fue miembro de distintas academias, incluída la de Ciencias de Nueva York en 1970, y pudo regresar brevemente a su país como profesor visitante de la Universidad Complutense de Madrid durante el curso 1971-72. Murió en México en 1980.

Fuentes:

-         Escandell, Neus y Terradas, Ignasi: Història i Antropologia a la memoria d´Àngel Palerm. Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat (1984).
-         Centro Documental de la Memoria Histórica. Entrevista realizada por Marisol Alonso, a Angel Palerm Vich, en México D.F. (1979). 81-I-II pho/10/esp.13.

FH

Puche Álvarez, José

JOSÉ PUCHE ÁLVAREZ
           
            José Puche Álvarez nació en Lorca (Murcia) el 31 de agosto de 1895. Tras el fallecimiento del padre, su madre volvió a casarse con un miembro de la burguesía catalana y la familia se trasladó a Barcelona. Estudió Medicina en la Universidad de Barcelona, durante los años comprendidos entre 1917 y 1922. El inicio de sus estudios se había retrasado por una estancia de cinco años en Argentina, donde la familia tuvo que asentarse por cuestiones laborales de su padrastro. Finalizada la carrera, preparó oposiciones como interno en el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo y como alumno interno en la cátedra de Fisiología, abriéndose paso dentro de la especialidad de internista y de la investigación fisiológica. Puche se involucró en las actividades del Institut D’Estudis Catalans que regía la labor de los investigadores catalanas, de forma parecida a como lo hacía la Junta para la Ampliación de Estudios en el territorio nacional, con quien también entró en relación durante el período de preparación de su tesis doctoral en Madrid, entre 1922 y 1926.
            La Junta de Ampliación de Estudios había creado el laboratorio de Fisiología General, dirigido por Juan Negrín, en el cual colaboró José Puche durante su formación doctoral, entablando una relación de amistad con el profesor Negrín.
            Se doctoró en Medicina con la tesis El sistema nervioso autónomo en la regulación de la leucemia y ese mismo año, en 1926, fue nombrado académico de la Academia de Ciencias Médicas de Barcelona y, algo más tarde, pensionado por la Mancomunitat de Cataluña a las universidades de Gante, Libre de Bruselas, Utrecht y Lund entre 1928 y 1929.
            Obtuvo por oposición la cátedra de Fisiología de Salamanca, pero un año más tarde se trasladó a Valencia, para ocupar la vacante de Fisiología, donde se integró definitivamente en la vida universitaria valenciana, publicando un buen número de artículos de investigación y colaborando en la revista Crónica médica, de cuyo comité de redacción pasó a formar parte.
            La Facultad de Medicina fue durante los años finales de la dictadura de Primo de Rivera uno de los focos de oposición más activos. La implantación de la Federación Universitaria Escolar (FUE) en la Universidad de Valencia tenía especial relevancia en la Facultad de Medicina, donde se concentraban una serie de profesores progresistas y los alumnos más implicados en la FUE.
            El 13 de abril de 1931, un grupo de alumnos de la FUE constituidos en Asamblea General, eligieron una junta provisional de gobierno que se incautó del edificio de la Universidad. La situación creada fue comunicada a la junta provisional republicana, comunicando que harían entrega del centro cuando se atendiera a sus reivindicaciones básicas. El Gobierno provisional de la República designó a Mariano Gómez para normalizar la situación, quien constituyó una junta provisional de gobierno formada por profesores y alumnos hasta la elección democrática del claustro rector de la Universidad. Entre los profesores de la junta provisional estaban José Puche,  José María Ots,  Luis Pericot, y Fernando Ramón, junto a un grupo de alumnos de la FUE. Con la elección del claustro dirigido por Mariano Gómez quedaba zanjada la situación.
            José Puche fue el único catedrático de Fisiología hasta la Guerra Civil y sus colaboradores fundamentales fueron su alumno Manuel Usano y el urólogo Víctor M. Mollás.
            Fue nombrado gobernador civil de Palencia en 1932, ocupando el puesto durante algunos meses, por petición del gobierno de la República, aunque pronto volvió a sus obligaciones en la Universidad. Ese mismo año fue elegido numerario de la Sociedad Española de Historia Natural, y participó activamente en la labor de renovación pedagógica propugnada por un grupo de profesionales de la docencia, que coincidieron en la fundación en Valencia de la Escuela Cossío.
            Con el triunfo electoral del Frente Popular, la junta directiva de la FUE pidió la destitución del rector, Fernando Rodríguez Fornos y José Puche fue nombrado provisionalmente rector de la Universidad por una representación de los estudiantes. El nuevo ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Marcelino Domingo, lo confirmó en el cargo y fue posteriormente elegido por el claustro universitario.
            Nuevamente ratificado en su puesto como rector el 19 de agosto, tras la depuración en las universidades de la zona republicana, inmediatamente después del golpe militar, continuó atendiendo las tareas propias del rectorado, siendo nombrado además presidente del Patronato del Centro de Estudios Históricos del País Valenciano, presidente de la junta local del Tesoro Artístico de Valencia, presidente del Patronato de Cultura y Consejero de Instrucción Pública.
Finalmente fue enviado a Madrid y nombrado director del Instituto Nacional de Higiene y Alimentación, para poner orden en el abastecimiento y mejora de la subsistencia de la población civil de Madrid, desabastecida desde el inicio de la batalla de Madrid en noviembre de 1936. Organizada la situación, volvió a Valencia donde continuó realizando sus funciones como rector.
En 1938 fue nombrado responsable de la Sanidad del Ejército de Tierra y posteriormente de todos los ejércitos, por su amigo y jefe del gobierno, Juan Negrín, cargo que desempeñó hasta que salió de España en un avión desde Elda, el 6 de marzo de 1939, junto a miembros del gobierno.
También a las órdenes de Juan Negrín, se puso al frente del Servicio de Evacuación de los Refugiados Españoles (SERE) en París y posteriormente, se trasladó a México para la organización de la llegada de los refugiados políticos a ese país, dedicándose a esta única tarea durante cuatro años.  En el desempeño de esa tarea asumió la dirección de los Laboratorios Industrias Químico-Farmacéuticas, creados por el Comité Técnico de Ayuda a los Refugiados, y de la gerencia de la Financiera Industrial Agrícola, lo cual le obligó a mantenerse alejado de la docencia y la investigación universitarias.
En 1941 se creó el Ateneo Ramón y Cajal en el que se reunieron las figuras más importantes de la medicina española en el exilio, entre ellas la de José Puche que presidió, además, durante una temporada el Ateneo Español del México.
En 1943 se incorporó como profesor de fisiología en el Instituto Politécnico Nacional e impartió sus clases hasta 1946. En 1947 fue nombrado profesor de fisiología de la Escuela de Medicina de la UNAM, donde ocupó las cátedras de Fisiología General hasta 1958, y de Fisiología Humana hasta 1965, fecha en la que se jubiló. A partir de su jubilación y hasta el momento mismo de su muerte, Puche obtuvo un contrato como investigador en el Departamento de Fisiología de la UNAM.
En enero de 1952 fue fundada la Sociedad Mexicana de Ciencias Fisiológicas donde colaboró, dedicándose a las tareas de organización de los congresos anuales llevados a cabo por la Sociedad.
Entre 1968 y 1970 se encargó nuevamente de la dirección y organización de Cursos para la Formación de Profesores de Fisiología. Fue elegido coordinador de las actividades de investigación y se le designó la preparación del personal académico y la supervisión de la enseñanza impartida a los aspirantes al grado de maestro y de doctor. Como coordinador, participó en  las tareas del Consejo de Profesores Investigadores de Ciencias Biomédicas de la UNAM desde 1974, donde fue secretario en 1976 y presidente en 1978.
Sus investigaciones no finalizaron hasta el momento de su fallecimiento, el 3 de noviembre de 1979 en la capital mexicana, donde había decidido permanecer tras la muerte de Franco, considerando que el proceso de Transición en España no respondía a la necesaria ruptura política que hubiera devuelto la justicia a su generación. Dejaba para la posteridad una ingente obra de investigación en Medicina y en Fisiología, en gran parte fruto de su trabajo en los cuarenta años de su exilio mexicano.


MA

Puente Abuin, Enrique

ENRIQUE PUENTE ABUIN 

Nacido en Lajosa (Lugo) el 8 de diciembre de 1908. Procedía de una familia de pequeños campesinos. Llegó a Madrid en 1925, donde comenzó a trabajar como panadero y se afilió al Sindicato de Artes Blancas (UGT). Poco después ingresó en las Juventudes Socialistas, siendo presidente de las mismas y en 1929 lo hizo en la Agrupación Socialista de Madrid. Perteneció al Comité Revolucionario de Madrid durante la insurrección revolucionaria de octubre de 1934, por lo que estuvo preso en la cárcel Modelo de Madrid hasta la amnistía de febrero de 1936. Tras la constitución de las Juventudes Socialistas Unificadas, participó en la fundación del Júpiter Sporting Madrileño, aparente club deportivo bajo cuyas siglas JSM se aglutinó un grupo de jóvenes socialistas recelosos con la unificación. Poco después, este grupo se convirtió en La Motorizada, milicia para la defensa del PSOE, actuando como servicio de orden del partido en los actos realizados en Madrid y en diversas poblaciones. Era un hombre de confianza de Indalecio Prieto.
Al producirse el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 La Motorizada se trasladó a Somosierra para frenar el avance hacia Madrid de la Columna de Mola. Posteriormente peleó con éxito en Guadarrama, en Peguerinos y en diversos sectores de la carretera de Extremadura. En octubre de 1936 La Motorizada quedó incorporada al Instituto de Carabineros como Batallón nº 20, distinguiéndose por su participación en la defensa de Madrid, alcanzando Enrique Puente el grado de coronel. Durante la evacuación de Cataluña al final de la guerra, el Estado Mayor Central le designó responsable de la región fronteriza de La Junquera. Al finalizar la guerra formaba parte del Secretariado Juvenil de la Comisión Ejecutiva del PSOE.
Una vez en Francia fue requerido por el ministro de Hacienda, Méndez Aspe, para que se hiciera cargo como comisario del yate Vita, donde se evacuaron importantes bienes del tesoro público español rumbo a México, donde llegó el 23 de marzo de 1939. Una vez allí, ante la ausencia de instrucciones de Negrín, se puso en contacto con la Embajada y con Indalecio Prieto quien, con autorización de Lázaro Cárdenas, presidente de México, se hizo cargo del cargamento. Los fondos que transportaba el Vita fueron la base para la constitución de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE). Fue elegido miembro de la comisión ejecutiva del PSOE, residente en México, en agosto de 1942, junto a Amador Fernández y Celestino García. Le fue asignada la propiedad de algunos bienes inmuebles de la JARE, que fueron entregados al gobierno Giral en el exilio. A partir de 1946, no ocupó nuevos puestos en la dirección de las organizaciones. Trabajó en diversos sectores, especialmente en el campo del periodismo y la radiodifusión siendo, entre otras ocupaciones, gerente de la emisora XERPM. Creo la revista radiofónica Oiga. Murió en México el 19 de agosto de 1957.

Fuentes:
Diccionario biográfico del socialismo español
Carlos y José Martínez Cobo, La primera renovación, Barcelona, Plaza & Janés, 1989.
AM

Pérez Urría, Leandro

LEANDRO PÉREZ URRÍA
Leandro Pérez Urría nació en Madrid el 13 de marzo de 1895. Cursó la licenciatura de medicina, doctorándose posteriormente. En el año 1922 entró, tras haber mostrado interés por la masonería, en la Logia Hispanoamericana 379 con el nombre de Miguel Servet, con el que actuaría, en años siguientes, en otras logias. A finales de la década de los veinte pasó a engrosar las filas de Acción Republicana, donde enseguida se convirtió en uno de los hombres de máxima confianza de Azaña. En el mes de octubre de 1931, con la República ya proclamada, ocupó la secretaría de la Junta local de Madrid del partido. A partir de entonces, fue uno de sus directivos más activos. Así, en octubre de 1933 ya acudió, en representación de Madrid, al Congreso Nacional de Acción Republicana, donde atacó abiertamente algunas de las acciones emprendidas por el Consejo Nacional. Un mes después fracasaría en su intento de convertirse en diputado por Madrid. Continuaría ocupando cargos destacados en el partido hasta su disolución, en 1934, sumándose, enseguida, al nuevo grupo que Azaña constituyó en compañía de los representantes de otras formaciones políticas, Izquierda Republicana. De su relevancia dentro de la nueva formación da cuenta el hecho de que, cuando se celebraron elecciones internas para elegir a los candidatos que iban a competir por Madrid en los comicios de febrero de 1936, fuera el segundo postulante más votado por los socios, con 1.313 votos, siendo superado, únicamente, por Manuel Azaña, que alcanzó los 2.530. En esta ocasión sí lograría el acta de diputado. Al poco de llegar al Congreso protagonizaría una sonora discusión –en la que Leandro llegaría a las manos–, en los pasillos del edificio con Joaquín Pérez Madrigal, diputado por la CEDA. 
En esos meses siguió actuando activamente como secretario del partido. Al poco de que estallara la guerra, en el mes de agosto de 1936, fue nombrado director general de Ganadería e Industrias pecuarias, cargo al que renunció al mes siguiente. Se desplazó a Valencia a finales de ese año, en compañía de otros diputados. Desde entonces, asistió con asiduidad a las reuniones que allí realizó la Diputación Permanente de las Cortes. En abril de 1937 sería nombrado Inspector de los Servicios Sanitarios de los buques mercantes que había incautado el Estado republicano. Posteriormente, se trasladó hasta Cataluña, donde permaneció hasta la llegada de las tropas sublevadas.
En 1939, Leandro cruzó la frontera y llegó a Francia. A su salida del país sería encerrado en un campo de concentración en Saida (África) hasta que, finalmente, a finales de 1941, después de que, desde México, se realizaran algunas gestiones para liberarle, arribó, a bordo del Serpa Pinto, a tierras aztecas. Allí retomaría enseguida su actividad política dentro de Izquierda Republicana. Trabajó también en la administración de socorros para los refugiados españoles e, igualmente, formó parte del grupo encargado de organizar los embarques a tierras americanas. También intervino activamente, como miembro de la Minoría parlamentaria de su partido, en las reuniones que, años después, en agosto de 1945, desembocaron en la reconstitución de las Instituciones Republicanas. Sin embargo, por aquel entonces Leandro, al igual que personajes del partido como Ruiz Funes, Velao o Clérigo, formaba ya parte del grupo disidente de diputados de Izquierda Republicana, que a raíz de todas esas intentonas que se emprendieron parar reorganizar el gobierno, se movilizaron, sin éxito, para favorecer las aspiraciones de Juan Negrín. Al año siguiente, en 1946, Leandro sería designado, por su oficio de médico, Presidente del Comité Central de la Cruz Roja Republicana Española. A partir de esa fecha aparecería esporádicamente en algunos de los actos que los republicanos celebraron en tierras mexicanas (uno de ellos, de los últimos a los que acudió, el que se celebró el 9 de diciembre de 1970 para celebrar la promulgación de la Constitución).

Fuentes y Bibliografía
Archivo de la FUE 761-10/1946.
Archivo del Centro Documental de la Memoria Histórica Fondo Esplá, Masonería.
Archivo General de la Villa de Madrid (Padrones).
Archivo Histórico de la Fundación Pablo Iglesias AJBP 476-12, 760-3.
Archivo JARE/AMAE (M).
El Socialista, 20-X-1931, 10-II-1932, 22-VI-1932, 31-III-1933, 15-X-1933, 14-VI-1934, 4-II-1936, 18-II-1936, 1-III-1936, 28-IV-1936, 30-IV-1936, 18-VI-1936, 11-VIII- 1936.
Gaceta de la República, 9 de abril de 1937.
La Vanguardia, 12-VIII-1936, 8-IX-1936.
ANGOSTO VÉLEZ, Pedro Luis: Sueño y pesadilla del republicanismo español. Carlos Esplá: una biografía política. Madrid: Biblioteca Nueva, 2001.
AZAÑA, Manuel: Obras completas. Madrid: Ministerio de la Presidencia, Secretaría General Técnica: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2007.
ESPLA RIZO, Carlos: Mi vida hecha cenizas (Diarios 1920-1965). Sevilla: Renacimiento, 2004.
FERRER BENIMELI, José Antonio: La masonería en Madrid y en España del siglo XVIII al XXI, Zaragoza: Universidad de Zaragoza, 2004.

 ES


28 sept 2012

Otero Fernández, Alejandro

ALEJANDRO OTERO FERNÁNDEZ

Nacido en la localidad de Redondela (Pontevedra) el 14 de diciembre de 1888. Estudio Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela, donde se licenció en 1910. Se doctoró en la Universidad Central de Madrid en 1911, especializándose en Ginecología y Obstetricia, siendo profesor auxiliar de esta especialidad en Madrid. El curso 1912-1913 fue pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios viajando a Berlín, Freiburg, Munich y Viena donde estudió el desarrollo del cáncer de útero. En 1914 ganó la Cátedra de Ginecología y Obstetricia en la facultad de medicina de la Universidad de Granada, ingresando al poco tiempo en la agrupación socialista de dicha localidad.

Fue elegido concejal del ayuntamiento de Granada en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. Ese mismo año representó a las agrupaciones socialistas de Lavadores (Pontevedra) y Loja (Granada) en el Congreso Extraordinario del PSOE en 1931 y a la agrupación socialista de Granada en el XIII Congreso del PSOE en 1932. Elegido diputado del PSOE por Granada-provincia y Pontevedra en las elecciones generales de 1931, renunciando al acta de la primera circunscripción. Fue rector de la Universidad de Granada en 1932 y 1933, presidente de la Federación Provincial Socialista de Granada en 1933 y 1934 y candidato del PSOE por Pontevedra en las elecciones generales de 1933 sin resultar elegido.

Perteneció al sector del centro del PSOE. Fue miembro del Comité Revolucionario de Granada en octubre de 1934 a consecuencia de lo cual estuvo dos meses en prisión. En abril de 1936 fue elegido compromisario del PSOE por Granada para la elección del nuevo Presidente de la República (Manuel Azaña). Durante la guerra civil fue miembro de la Comisión de Compras en el Extranjero con base de actuación en la Embajada de España en París, presidente de la Comisaría de Armamento y Municiones constituida por Indalecio Prieto en diciembre de 1936 y posteriormente fue nombrado Subsecretario de Armamento. En septiembre de 1938 fue elegido vicepresidente de la Comisión Ejecutiva del PSOE.
Se exilió a México donde llegó en marzo de 1940. Fue elegido presidente de la Ejecutiva del PSOE en México.Perteneció a la Sociedad Mexicana de Obstetricia y Ginecología y fue jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Español. Falleció en México el 26 de junio de 1953.

Fuentes:
Archivo Histórico Fundación Pablo Iglesias.
LARGO CABALLERO, Francisco. Obras Completas, Madrid: Fundación Largo Caballero- Instituto Monsa de Ediciones. 2009. 16 V. 
MARTÍN NÁJERA, Aurelio: MARTÍN NÁJERA, Aurelio: El grupo parlamentario socialista en la II República. Estructura y funcionamiento. Madrid: Ed. Pablo Iglesias, 2000.

ALARCÓN CABALLERO, José Antonio: El movimiento obrero en Granada durante la II República. Granada: Diputación de Granada,   1990.
GUERRA, Francisco. La medicina en el exilio republicano.Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá de Henares, 2003.
FERNÁNDEZ CASTRO, José: Alejandro Otero, el médico y el político. Granada: Universidad de Granada. 1995.

PB


Nelken Masberger, Margarita

MARGARITA NELKEN MASBERGER 
Nacida en Madrid, en  1894, en el seno de una familia acomodada de judíos alemanes; su padre era joyero y su madre, Juana Masberger,  maestra. Estudió con profesores particulares y luego  hizo el Bachillerato francés. Se marcha a París a estudiar pintura y  música.  Tiene inclinaciones artísticas y literarias  desde muy joven, expone ya sus cuadros en Barcelona en 1916 y  escribe críticas de arte y ensayos sobre pintores  clásicos y de vanguardia.    
Fue una de las mujeres que en las primeras décadas del siglo XX  cuestionaron el modelo "ángel del hogar" como prototipo de mujer.  En La condición social de la mujer en España. Su estado actual, su posible desarrollo (1919), escribió en  contra de la subordinación de las mujeres  en  varios ámbitos: el matrimonio, el trabajo, la prostitución.  No era  sólo una obra de denuncia contra la situación de las mujeres, sino que proponía soluciones, como la igualdad legal de las mujeres en el Código Civil,  una ley del divorcio y  la abolición de la prostitución.
En 1919 funda  en Madrid, La Casa de los Niños de España. Allí se acogía a los hijos legítimos o ilegítimos de las madres trabajadoras. La Casa llegó a albergar hasta 80 niños y fue criticada  por la Iglesia católica  por su espíritu laico.
Con sus actuaciones y sus escritos, Margarita  trataba  de romper  con las barreras sociales y  con el discurso de la Iglesia católica   que predicaba el sometimiento femenino.  De ahí que se la considere  parte de la generación de  “mujeres modernas”  que  surgieron  entonces en  España; eran jóvenes que   ingresaban en las universidades o  en  las nuevas profesiones y aparecían con frecuencia en tertulias y lugares públicos antes sólo destinados a los hombres.  Por su condición de madre soltera fue  una gran defensora de la maternidad. Tuvo primero una hija, Magda, en 1915  con el escultor Julio Antonio  y luego  en 1922  a su hijo Santiago, con  Martín de Paul, con el que convivió hasta llegar al exilio.
A  pesar de estar al tanto del desarrollo del  movimiento feminista en Europa y en España en eso años, no estaba a favor de privilegiar la lucha por los derechos políticos de las mujeres frente a la lucha social.  En su libro se mostraba  favorable a  la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, a excepción del derecho al voto, pues no se consideraba sufragista.   Su interés  por el  cambio social y político en España  la  llevó a militar en el  Partido Socialista  desde 1931, cuando ya era una conocida defensora de las causas sociales.  Sin embargo, en el Congreso nacional del PSOE celebrado antes de las Cortes Constituyentes discrepó de la decisión de su partido de conceder derechos iguales para ambos sexos. Ganó su acta de  diputada  por los socialistas  de Badajoz en  octubre de 1931, en unas elecciones parciales;  su nombramiento se retrasó, pues algunos impugnaban su nacionalidad española.  Así, no pudo participar en el trascendente debate sobre el voto femenino en diciembre del 31  en las Cortes, donde  Clara Campoamor  fue “la  sufragista española” en singular, en la defensa de los derechos políticos para las mujeres. En este mismo año  escribe su obra La  mujer ante  las Cortes Constituyentes.

Se integra  plenamente en las Cortes republicanas siendo la única mujer que renovó su acta en las dos elecciones siguientes de  1933 y 1936. Sus intervenciones principales se refirieron al campesinado extremeño (tras  los sucesos de Castilblanco, Badajoz, en diciembre de 1931, donde una   manifestación de  campesinos  fue  disuelta a  tiros)  y la necesidad de la reforma agraria.  Defendió también la igualdad legal de mujeres y hombres  apoyando  la ley del Divorcio en 1932 y la ley de Congregaciones religiosas del 33.  

Participa en la Agrupación de Mujeres Antifascistas, Mujeres  contra la Guerra y el Fascismo,  creada en 1933, que  fue  desarrollándose a raíz de la huelga general de Asturias en 1934.  La AMA  era una organización unitaria  que se proponía concienciar  y movilizar  a las jóvenes  de las clases populares contra el peligro fascista. Su comité estaba integrado por  numerosas mujeres  comunistas y socialistas, que luego tuvieron que exiliarse. El fracaso del levantamiento asturiano  llevará a Margarita  hasta  Francia y luego a la URSS, donde conocerá de cerca el comunismo. Tras el viaje  se convierte en una  fiel admiradora del sistema soviético durante casi una década. Figura como militante del Partido Comunista  desde fines del 36.

  La guerra civil fue un período de gran crecimiento para la AMA y la organización de “Mujeres Libres” fundada por las anarquistas. Ambas pusieron en marcha el trabajo en la retaguardia republicana de miles de mujeres que colaboraban  cosiendo uniformes, en la industria de  armamento o en los hospitales de campaña. La misma Margarita tuvo un papel destacado  en la defensa de Madrid, el 7 de noviembre del 36, con sus llamamientos y discursos  por la radio republicana que animaban a resistir  al pueblo madrileño. Años después, ya en México, recordaba  este episodio refiriéndose  en tono épico  a “la  epopeya de Madrid”, haciendo hincapié en la importante labor que desarrollaron las mujeres republicanas   durante  la guerra.

A finales de la guerra, ya como militante comunista, Margarita interviene  el 1 de febrero de 1939, en  aquella histórica sesión de las Cortes,  la última celebrada en  España,  en el castillo de Figueras. La  Nelken suscribió una declaración que proclamaba el derecho legítimo de España a la libre soberanía de su destino político, a la vez que se adhería  a la postura del gobierno de Negrín de resistencia a ultranza al franquismo.

De las diputadas  presentes en el exilio mexicano ella fue la única que  formó  parte de las Cortes reunidas en México y la que tuvo una actividad política más notoria.  En México, Margarita era también  la cabeza  de familia encargada de mantener a su madre, su hija y una nieta;   pudo hacerlo con su trabajo en la Secretaría de Educación Pública, conseguido gracias  a sus buenas relaciones con el gobierno mexicano, las traducciones  del francés   y a  sus  brillantes colaboraciones en la prensa mexicana como  crítica de arte del diario Excelsior, Hoy, El Día y El Nacional; en 1942 reedita su libro Tres tipos de Virgen: Angélico, Rafael, Alonso Cano.  
Fue socia fundadora, en 1949,  del Ateneo español de México.  Su labor periodística,  en los  primeros años  del exilio  estaba imbuida por su compromiso político  como comunista (hasta 1942) y  diputada republicana; de hecho ella firmaba muchos artículos como “ex diputado  de la República española”. Quizás su  alta valoración  de los intelectuales   le hizo estar mal vista  entre la dirección del PCE en México,   y  su desacuerdo con la política de  la Unión Nacional provocó su expulsión en 1942.
Sin embargo, durante la guerra mundial escribe dos obras donde manifiesta su fidelidad al régimen soviético,  Las torres del Kremlin (1943) y  Primer frente (1944). La muerte de su hijo Santiago de Paúl combatiendo en las filas del ejército rojo, ocultada  hasta 1946,  hará mella en su adhesión a la URSS.
En 1944 es la portavoz de la Agrupación de Escritores y Periodistas  españoles en el exilio. La condena moral del régimen de Franco ante la ONU, a propuesta del embajador de México,  en  junio de 1945 hizo renacer las esperanzas en la restauración de la República, o por lo menos en el fin del franquismo. El 17 de  agosto de 1945 se reunieron  de forma extraordinaria las Cortes de  la República española  en la ciudad de México,  con la asistencia de 96 diputados allí exiliados y la adhesión de 40, de los 340  que vivían en aquel momento. En las reuniones de aquellas Cortes  sólo hubo  una mujer, Margarita Nelken, entonces diputada independiente, allí formó formar parte del grupo negrinista, opuesto a Prieto. Durante los años del exilio  colaboró con la Unión de Mujeres Españolas en México y escribió numerosos artículos sobre  feminismo.
En los años sesenta, Margarita Nelken  tuvo un activo papel como Vicepresidenta del Comité español de ayuda a los presos políticos de España;  colaboraba asiduamente  con Ayuda, el   Boletín del Comité español de ayuda a los presos políticos de España. Allí escribió   un alegato de protesta en contra de la muerte de Julián Grimau, el  15 mayo de 1963, dejando ver  que mantenía su espíritu combativo a pesar  de estar casi ciega.  Margarita murió en  México en 1968.
Fuentes :
Archivo personal de Margarita Nelken,  Archivo Histórico Nacional.
Dominguez, Pilar: De ciudadanas a exiliadas. Mujeres republicanas españolas en México.  Madrid, 2009.
Mangini, Shirley: “El papel de la mujer intelectual según Margarita Nelken y Rosa Chacel”, en Nieva, Pilar (coord.): Roles de género y cambio social en la literatura española del siglo XX, New York, 2009, pp. 171-186.
Martínez, Josebe:   Exiliadas: escritoras, guerra civil y memoria, Madrid, 2007.
PD