20 sept 2012

González Peña, Ramón


RAMÓN GONZÁLEZ PEÑA

 

Nació el 11 de julio de 1888 en La Rebollada (Mieres), Asturias. La humildad de su familia le llevó a comenzar a trabajar con tan solo 10 años. A los 12 años se afilió a las Juventudes Socialistas. Con 16 años, se afilia al PSOE.

En 1908, se matriculó en la Escuela de Capataces Facultativos de Minas en Mieres, con la intención de completar unos estudios que terminó en 1917.

En 1913 se estableció en Ablaña, convirtiéndose en secretario de la Agrupación Socialista de Ablaña y directivo de la Sección de Mineros, lo que le obligó, tras el fracaso de la huelga general 1917 a asumir sus responsabilidades y escapar de la inminente represión.

            Huido al monte, se refugió en Sevares, donde comenzó a trabajar como director técnico en la mina de la Fresneda. Su negativa a prescindir de sus actividades de proselitismo socialista precipitó nuevamente su despido.

            En el congreso que el SOMA celebró en octubre de 1918, fue designado del secretario del Comité Regional de Mieres. Como tal, fue comisionado para recorrer diversas zonas mineras, propagando entre ellas los exitosos métodos que el Sindicato Minero había aplicado en Asturias. La Federación Nacional de Mineros destacó a Ramón González Peña para reorganizar el sindicalismo minero en la cuenca de Peñarroya, en Córdoba.

En la reorganización por industrias que se produjo en el Instituto de Reformas Sociales, se establecieron cuatro puestos para la minería uno de los cuales fue cubierto por Ramón González Peña. En 1921 es nombrado secretario general de la Federación Nacional de Mineros y vicesecretario del SOMA. Las crisis internas del SOMA, como consecuencia del proceso derivado de la creación de la III Internacional Socialista, determinan la celebración varios congresos críticos. En octubre de 1921, se elige el nuevo comité del Sindicato Minero, presidido por Belarmino Tomás, con Manuel Llaneza como secretario general y Ramón González Peña en la Vicesecretaría. En el XII Congreso del PSOE (1928) se dirimieron los enfrentamientos entre dos sectores de la UGT opuestos en relación a la posición que el Partido Socialista tenía frente a la dictadura: la posición de González Peña, cercana a Largo Caballero, Besteiro y Llaneza, sostenía una postura posibilista respecto a la colaboración con la dictadura, frente a la oposición rotunda de Prieto. Pero, tanto el Congreso del PSOE, como el de la UGT, celebrado ese mismo año, aprobaron la gestión de la Ejecutiva y la permanencia de Largo Caballero en el Consejo de Estado.

En 1928, Ramón González Peña fue comisionado en Huelva para hacer proselitismo ugetista entre los mineros de la provincia, fundamentalmente en Río Tinto. Durante las jornadas revolucionarias prerrepublicanas de diciembre de 1930 se hizo cargo de la dirección del proyecto de huelga general en Huelva, como jefe del Comité del Sindicato Minero Provincial. Debido a sus responsabilidades, es detenido e ingresa en la cárcel de Huelva en diciembre de 1930, logrando la libertad bajo fianza unos días antes de las elecciones municipales de abril de 1931.

Con la victoria republicana, es nombrado interinamente gobernador civil de Huelva. El 17 de abril de 1931 es elegido alcalde de Mieres y en julio presidente de la Diputación Provincial de Asturias, cargo que compatibilizará con su elección como diputado por Huelva en las elecciones a Cortes Constituyentes de junio de 1931. En el Congreso del SOMA de 1931, es elegido secretario general.

Dimite como presidente de la Diputación cuando Lerroux forma Gobierno en 1933, motivo por el cual vuelve a Huelva y es reelegido diputado en las elecciones de noviembre de ese mismo año, que dieron la victoria a las derechas.

En 1934 es elegido miembro del Comité Ejecutivo de la Internacional de Mineros.

Respecto a su participación en la revolución de octubre de 1934, en la que se le ha considerado “generalísimo de la revolución”, parece probado que se hizo responsable de la dirección de la campaña de ataques, pero no ocupó el máximo puesto de dirección de la sublevación, ni controló los fondos que se obtuvieron con el asalto del Banco de España en Oviedo, una de las operaciones que más indignó en medios gubernamentales.

Su participación en la revolución de Asturias le valió la detención, en diciembre de 1933, y la condena a pena de muerte.

El Gobierno concedió su indulto, conmutando su pena por treinta años de reclusión menor. Desde la cárcel presenta su candidatura a las elecciones de Febrero de 1936, en nombre del Frente Popular. Con la amnistía, y en su condición de diputado del Frente Popular, es liberado y pasa a ocupar el cargo de presidente de la Diputación de Asturias nuevamente.

En el congreso del PSOE de 1936, Ramón González Peña encabeza la candidatura enfrentada a Largo Caballero, siendo elegido como presidente, junto a Ramón Lamoneda que ocuparía el cargo de secretario general. Durante la Guerra Civil alcanzaría el puesto de comisario general del Ejército del Norte.

La división que generó en el socialismo español el apoyo al recién nombrado presidente Negrín provocó una escisión en la UGT que motivó la existencia de dos ejecutivas durante algunos meses del año 1937: la dirigida por Largo Caballero y la llamada “Ejecutiva de la escalera” en la que José Rodríguez Vega asume la Secretaría General y Ramón González Peña la Presidencia. Esta última, con la incorporación de cuatro miembros de la elegida en el Congreso anterior, volvería a convertirse en Ejecutiva única a principios de 1938.

 En abril de 1938 es designado ministro de Justicia por el presidente Negrín. Abandona definitivamente España en marzo de 1939, en dirección a Gran Bretaña.

Asentado en París hasta junio de 1940 embarca hacia México junto a su familia, donde continúa siendo miembro del Gobierno de Juan Negrín y presidente de la UGT –este último cargo en coexistencia, desde 1944, con la Ejecutiva residente en Toulouse, presidida por Trifón Gómez y con Pascual Tomás en la Secretaría General. Por otra parte, la Comisión Permanente de las Cortes, se pronuncia contra el Gobierno Negrín, lo que es rechazado por el grupo negrinista en México encabezado por Ramón González Peña y Ramón Lamoneda. La crisis alcanza al PSOE, en una escisión que queda estabilizada con la formación de la Ejecutiva, en 1944, dirigida por Rodolfo Llopis. Es expulsado del PSOE junto al resto de socialistas de la corriente negrinista en el Congreso de 1946.

En México, además de las tareas políticas en consonancia con la pugna establecida por la legitimidad del negrinismo, tuvo especial relación durante los primeros tiempos con el Centro Republicano de la calle Tabuca. En 1946 regresó durante unos años a París, pero en 1950, después del fallecimiento de su esposa en esa capital, volvió a México. Falleció el 28 de julio de 1952, en un hospital de beneficencia, y su entierro hubo de ser sufragado con el montante económico recogido en una colecta entre amigos.

MA

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