20 sept 2012

Hernández Ruiz, Santiago

SANTIAGO HERNÁNDEZ RUIZ

 
   Nació en Atea, provincia de Zaragoza, el 1 de mayo de 1901 dentro de una familia republicana con pocos medios económicos pero muy preocupada por la formación de sus hijos. Debido a la profesión de su padre, su familia tuvo que trasladarse con frecuencia de población, por lo que su infancia trascurrió entre Atea, Cubel, Sena de Sixena, Villamayor y Casetas. Ayudado por su hermano mayor, Joaquín, que había estudiado magisterio y tendría mucha influencia sobre él, pudo acabar el bachillerato con la idea de estudiar Magisterio. A tal fin, en 1915 se trasladó a Zaragoza, debiendo trabajar en la librería Gómez Pastor de Zaragoza, dónde además de ganar un dinero imprescindible para pagar sus estudios, pudo leer afanosamente y relacionarse con una parte de la intelectualidad zaragozana que tenía en la librería uno de sus lugares de encuentro. Entre otros, Santiago, conoció a Benjamín Jarnés, con quién trabaría una larga y fructífera amistad.

En 1919 obtiene el título de Maestro de Primera Enseñanza y comienza a trabajar en el colegio San Felipe de Zaragoza. Empeñado en prepararse las oposiciones, Santiago decide en 1920 trasladarse a Madrid. Trabaja en la editorial Ruiz Hermanos y en Colegio Santo Ángel, hasta que en 1925 obtiene la plaza de Maestro Nacional y es destinado a la localidad zaragozana de Paniza, en la que contraería matrimonio con Josefina Puig Agut, también maestra, y comenzaría a aplicar sus teorías pedagógicas, basadas en la autoridad educativa del maestro, su capacidad para transmitir conocimientos a cada niño según su aptitud y en autorresponsabilizar a los estudiantes de sus propios actos. Seguidor de las teorías pedagógicas de Pestalozzi, la estancia de Santiago Hernández en Paniza fue, según cuenta él mismo en sus memorias, decisiva porque en ese pequeño pueblo de la comarca de Cariñena era el único responsable educativo sin control de ninguna autoridad. De tal modo que al poco tiempo de llegar al pueblo, con libros propios y otros donados, abrió la biblioteca escolar a todo el pueblo, escolarizó a todos los niños y convenció a muchos mayores analfabetos para que acudieran a sus clases. Una de las novedades que ensayó en Paniza fue la de formar un tribunal disciplinario para sancionar las faltas que en que incurriesen los alumnos: En cada caso en infractor tendría un alumno abogado, otro fiscal y sería el conjunto de la clase quién decidiría la sanción a aplicar; otra consistió en desarrollar un método de enseñanza individualizado que se adaptaba a la capacidad de cada alumno y a su esfuerzo.

El trabajo pedagógico que desarrolló en Paniza, no le impidió dedicarse a su otra gran vocación, la escritura. En 1928 conseguiría el Premio Nacional de Literatura por su antología de textos Letras españolas.

En 1931 gana por oposición la plaza de maestro en el colegio Pilar de Zaragoza de Madrid, dos años más tarde la de Director del grupo escolar Tirso de Molina y en 1935 la de Inspector de Enseñanza Primaria. Entre tanto, Hernández Ruiz fue colaborador y director del semanario El Magisterio, Presidente de la Comisión de Estudios Pedagógicos y de la Asociación Nacional del Magisterio.

Durante los primeros meses de la II República militó en el Partido Republicano Radical Socialista de Marcelino Domingo, pasando después a hacerlo en Unión Republicano, aunque siempre mantuvo estuvo afiliado a la Federación de Trabajadores de la Enseñanza de UGT. En 1938, a propuesta del ministro anarquista Blanco fue nombrado Secretario General de Instrucción Pública, partiendo al acabar la guerra a Francia y a México. Radicado en el Distrito Federal, Santiago Hernández participó desde el principio en todos los proyectos educativos del exilio. Fue profesor del colegio Luis Vives, profesor y director del Ruiz de Alarcón, que tuvo que cerrar por falta de presupuesto, y profesor y subdirector del Colegio Madrid, una de las instituciones educativas más prestigiosas de México.

En 1947 fue nombrado por el gobierno mexicano asesor técnico de la Dirección General de Enseñanza Normal, desempeñando además la cátedra de Historia de la Educación en la Escuela Nacional de Maestros. Entre 1957 y 1967 trabajó como Experto itinerante de la UNESCO para América Latina, consiguiendo extender la educación a amplios sectores de la población y formar a cientos de maestros e inspectores a lo largo de todo el centro y el sur de América. En 1967 volvió a residir de nuevo en México, ocupando en la UNAM las cátedras de Didáctica, Metodología y Formación. En 1980, un año antes de su jubilación, recibió de manos del rey Juan Carlos I de España la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. En 1984 fue nombrado hijo adoptivo de Zaragoza. Murió en Valderrobles el 8 de abril de 1988.

Entre sus obras, destacan las siguientes: Metodología general de la enseñanza, México, 1949; La Escuela y el medio, México, 1958; Disciplina escolar, México, 1967; La escuela completa del maestro único, México, 1972; Manual de didáctica general, México, 1972 y, Fracasos escolares, Madrid, 1982.

 

Fuentes:

-COVARRUBIAS, A.: Proyección de la pasión por enseñar. Santiago de Chile, 1975.

-Fundación Santa María: Historia de la Educación en España y América. Madrid. Ediciones SM, 1994.

-HERNÁNDEZ RUIZ, SANTIAGO: Una vida española del siglo XX. Memorias, 1901-1988. Zaragoza. UNED, 1997.

-JIMÉNEZ EGUIZABAL, J. A.: “Contribuciones de Santiago Hernández Ruiz al proceso de modernización y renovación escolar en España (1901-1998)”, en Historia de la Educación. Nº 11. 1992. P. 287-296.
PA

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