ANTONIO HIERRO MURIEL
Político y novelista. Inició
su carrera como secretario y vicepresidente del Comité Nacional del Partido
Radical-Socialista Revolucionario, cuyo líder fue José Antonio Balbontín y
entre cuyos miembros figuraban personajes tan dispares como Ramón Franco, el
andalucista Blas Infante o el médico anarquista sevillano Pedro Vallina. El Partido Social Revolucionario, tal como
pasó a denominarse desde 1932, tenía una
ideología antioligárquica y confusamente populista. Era partidario de la
expropiación sin indemnización de los latifundios de origen señorial para
entregárselos a los sindicatos. En
febrero de 1933, el partido de Balbontín y Hierro Muriel y la Izquierda Revolucionaria
y Anti-imperialista del escritor de origen peruano César Falcón ingresaron en
el PCE.
Durante la guerra, Hierro
Muriel fue miembro de la secretaría general del Comisariado, ascendiendo a
Comisario de Brigada en mayo de 1938. Encabezó la delegación española que
visitó la Unión Soviética en noviembre de 1936 por invitación de los
sindicatos, presidiendo actos de solidaridad con la República española en
Leningrado y Moscú.
Al acabar el conflicto se
exilió en México, donde se alejó de la militancia comunista. En 1948 se unió al
exministro Jesús Hernández Tomás, expulsado del partido, en su propósito de
fundar un grupo de orientación proyugoslava tras la ruptura entre Tito y el
Buró de Información de los Partidos Comunistas (Cominform), órgano de
coordinación del movimiento comunista instituído por Moscú tras la Segunda
Guerra Mundial. Colaboró con el Movimiento Comunista de Oposición de Hernández
y su revista Horizontes. En torno a
la embajada yugoslava en México se reunió un grupo de exiliados españoles a los
que unía el hecho de haber pertenecido al PCE
en puestos de relevancia y haberse separado voluntariamente o haber sido
expulsados del partido. En él se encontraban Enrique Castro Delgado, Ramón Pontones, Vicente Cuello, Pedro Martínez
Cartón y Francisco Félix Montiel. La embajada publicaba un Boletín con una
tirada de unos 6.500 ejemplares, de los que
3.000 se difundían en México y el resto se enviaba a los otros países
latinoamericanos. El boletín se tiraba en la imprenta propiedad de Martínez
Cartón, y en él se daba cabida a los
artículos favorables a las tesis yugoslavas que Hernández y Hierro, fundamentalmente, elaboraban por
encargo de la propia embajada. En otras ocasiones, los artículos eran
insertados, mediante pago, en periódicos de la capital, como Novedades y Excelsior. Los miembros de Horizontes
entraron en contacto con los socialistas negrinistas del Círculo Jaime Vera
y de la revista Las Españas con el
objetivo de fundar un nuevo partido, que se fijaba el objetivo de “aglutinar a
la clase obrera española en un partido potente, nuevo y renovador,
auténticamente nacional, popular y democrático, marxista en su teoría,
proletario en su composición e ideología y español en su política”. También lo intentaron con Ramón Lamoneda en
Francia, pero el fracaso de ambas tentativas llevó a Hierro y Hernández a
dirigir sus propuestas al Movimiento de Acción Socialista del exdirigente del
PSUC José del Barrio Navarro. Hierro y Hernández compusieron la delegación que
viajó al I Congreso de la Paz de Belgrado, celebrado en 1950, como
representantes del grupo de México. A su vuelta impulsaron el Círculo de Acción
Socialista en México y, con el apoyo financiero de nuevo de la embajada
yugoslava, publicaron una revista
política, Democracia. Las disensiones,
desengaños y rivalidades personales en el seno del grupo, aparte de su escasa
proyección política, acabaron por deshacerlo en 1953.
Tras el abandono de la
actividad política, Hierro Muriel se dedicó a la novela y publicó en México, a
comienzos de los años 60, dos libros: Una leyenda cora y Una espina de magüey en el alma.
FH
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