26 sept 2012

Márquez Rodríguez, Manuel


MANUEL MÁRQUEZ RODRÍGUEZ

 

Nació en Villaseca de la Sagra (Toledo) en 1872. Se licenció en Medicina en 1895 y se doctoró en 1896 en la Universidad de Madrid, donde fue catedrático de Oftalmología desde 1908. Casó en 1902 con la doctora Trinidad Arroyo (1872-1959), liberal, feminista, pionera, también condiscípula y doctora en oftalmología, y más tarde colaboradora suya siempre (entre ambos llegaron a salvar a Galdós de la ceguera), con la que no tuvo hijos.

Fue el primer médico pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios para estudiar en Alemania y Austria. Miembro honorario de las sociedades oftalmológicas de Francia, Austria, Bélgica, Estados Unidos y México. En España fue consejero de Instrucción Pública, presidente de la Academia Médico-Quirúrgica Española, catedrático en Santiago en 1906 y en 1908 en Madrid, y más tarde decano de la Facultad de Medicina de Madrid desde 1934; al comenzar la guerra civil, mostró gran valor y denunció los bombardeos sobre la facultad, logrando incluso cierto eco internacional.

El 30 de enero de 1937 se crea la Asociación Española de Relaciones Culturales con la URSS (AERCU), entre cuyos fundadores están Márquez y Arroyo, y presidida por Manuel Márquez. La componen intelectuales que aspiran a «contribuir a la aproximación e intercambio cultural entre España y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas». Tiene una orientación científico-cultural y no política, pero se convierte en un medio de difusión de la política del Gobierno soviético. El matrimonio colabora igualmente con las secciones de medicina literaria de la revista de la asociación, llamada Cultura Soviética. El mismo año, ambos visitan la URSS. Su casa del Paseo de Moret se convierte en centro de reunión de científicos y políticos republicanos. En noviembre de 1938 parten precipitadamente de Madrid, al ser Márquez llamado por el gobierno a Valencia. De ahí se trasladan a Barcelona y luego a Francia.

Márquez se exilió en México con su esposa el 4 de junio de 1939. Recibió el inmediato patrocinio de La Casa de España. Pronto su residencia se convirtió en centro de las tertulias de intelectuales y de inmediato empezó a publicar artículos de la especialidad, labor que no había abandonado ni siquiera en su breve estancia en Francia de camino al exilio definitivo. Impartió cursos de posgrado en la UNAM y cursos regulares en el Instituto Politécnico Nacional. En este último crearía la licenciatura en Optometría. Su figura paternal y protectora había alcanzado un gran relieve entre los universitarios españoles exiliados.

Todo ello debió de contribuir a que el presidente Cárdenas lo eligiera para presidir un Comité que, asesorado por los mejores médicos mexicanos, concediese una convalidación de títulos a los 500 médicos exiliados que llegaron a México sin documentación, permitiéndoles así el acceso al ejercicio de la profesión. Éste fue el origen del Ateneo Ramón y Cajal, que presidió con la ayuda perenne del secretario, su principal colaborador desde los tiempos de Madrid, Manuel Rivas Cherif. Compaginó la presidencia del Ateneo con la de la UPUEE (creada en París en 1939 bajo la presidencia de Gustavo Pittaluga, catedrático de medicina experto en enfermedades tropicales, trasladada a La Habana y luego a México en 1943), de cuya sección mexicana había sido previamente vicepresidente bajo el mando de Ignacio Bolívar. Participó aditivamente en diversos actos de movilización antifascista en México, como, por ejemplo, la Convención de Solidaridad con el Pueblo Español de la Federación de Organizaciones de Ayuda a los Republicanos Españoles (FOARE) en agosto de 1943. En 1945 publicó Sugestiones para la III República Española en Cuadernos Americanos, llegando a presidir la filocomunista Unión Nacional Española en México.

Su esposa retomó en torno a 1947 su actividad en el Comité Nacional de Mujeres Antifascistas de España, del que era vicepresidenta y luego escindido, desde donde se enviaba ayuda a las refugiadas en Francia. Volvió a España brevemente en 1955 a otorgar testamento de sus bienes a favor de un instituto de Enseñanza Media. El doctor Márquez no pudo acompañarla y murió sin volver a España en 1962.

 

Fuentes:

 

Francisco Giral, Ciencia española en el exilio (1939-1989), Anthropos, 1994.

José María López Sánchez, “El Ateneo español de México y el exilio intelectual republicano”, Arbor 185, 2009, 41-55.

C. Márquez Arroyo,  “Trinidad Arroyo de Márquez (1872-1959): primera oftalmóloga española, políglota, redactora médica y una mujer de armas tomar”, Panacea 11, 31, 2010,101-110,http://medtrad.org/panacea/IndiceGeneral/n31_semblanzas_Marquez.pdf.

 

BP/AM

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